Semana Santa de Carcabuey: «Jueves Santo» (Virgen de los Dolores)
«La procesión de la Virgen de los Dolores, una de las hermandades singulares de la Semana Santa de Carcabuey».
En la historia de la Semana Santa de Carcabuey, Jueves y Viernes Santo, eran los únicos días en los que teníamos desfiles procesionales desde que se tiene información. La Virgen de los Dolores, es la protagonista del Jueves Santo, y hubo un tiempo en que también lo era del Viernes Santo, ya que participaba en la subida al calvario.
Ilustre Hermandad de María Santísima de los Dolores, San Juan Evangelista y Nuestro Padre Jesús Cautivo, es el nombre que recibe actualmente la hermandad. Los primeros datos la fechan a finales del siglo XIX, ya que en un libro incompleto de actas se conservan documentos de entre 1891 y 1907. Aunque estas sean las fechas oficiales según la documentación en poder de la hermandad, se tiene conocimiento de que podría existir desde bastante tiempo antes.
La hermandad tuvo periodos de poca actividad, en los que los vaivenes económicos eran notables, Doña Águeda Cámara Osorio, benefactora de la hermandad, donó en el año 1903 un manto de terciopelo negro con flecos dorados, y bordados entre los que se encontraban los escudos nobiliarios de su familia, además de obsequiar a la Virgen con algunas joyas personales y ajuar, motivos estos por los cuales la hermandad la nombra Hermana de Mérito de la Cofradía.
Otra de las actas, señalan un curioso desencuentro con el Cura Ecónomo de la época, llegando la hermandad a suspender los cultos mientras dicho cura permaneciera en la iglesia.
Allá por los años veinte del siglo XX, la Virgen de los Dolores salía en la noche del Jueves Santo acompañada por Jesús de las “Senagüillas”, un pequeño Cristo atado a una columna que se encuentra en la ermita de San Marcos, y un San Francisco, mientras el Viernes Santo procesionaba con el Nazareno en procesión al Calvario donde realizaba el reconocido “Consejito” hasta el año 2006.
La primera etapa de la hermandad es bastante penosa, subsistiendo a duras penas. Incluso en lo suyo años cincuenta llega a correr el riesgo de desaparecer. Será el cura Don Miguel Pérez Arroyo, el que convence a Don Acisclo Pérez Palomeque para que se haga cargo de la hermandad como Hermano Mayor, será a partir de este momento cuando la Virgen de los Dolores, entra a formar parte de esta familia para las generaciones venideras.
En un principio, los componentes de la hermandad eran Acisclo, como Hermano Mayor, Remedios, su mujer como camarera y una cuadrilla de ocho costaleros, que solo se juntaba para la procesión. El resto del año es el matrimonio el que se ocupa de mantener viva la hermandad.
Les tocó vivir unos años muy complicados en los cuales la emigración convirtió los desfiles en un caos organizativo y con muy poca asistencia, los sitios de los costaleros eran fijos bajo las andas, sin importar la altura, e incluso estos llegaban a salirse durante la procesión dejando su sitio a cualquiera del público asistente.
En el año 1978 tras la muerte del Hermano Mayor, su hijo José María Pérez Martos se hace cargo de la hermandad, a partir de aquí comienza una revolución en la misma. En la Semana Santa de 1979 la Virgen de los Dolores sale por primera vez acompañada por penitentes, que los hacen con túnica prestadas por la Cofradía de la Oración en el Huerto de Cabra. Tras la muerte de Remedios en 1980, Pepe promete engrandecer a la Hermandad de la Virgen de los Dolores, y junto a Mari Chavarino, su esposa y nueva camarera, se realiza una colecta por todo el pueblo para sufragar las nuevas túnicas, serán de hábito y cubrerostros negro con capa, bonotes y fajín rojo.
Pepe se implica plenamente en la Semana Santa de Carcabuey, y encuentra en sus antiguas alumnas el cuerpo de penitentes que quiere para su Virgen. Junto con el cuerpo de costaleros de la hermandad y sus familias Pepe formará el núcleo de hermanos que ayudarán a dar el impulso definitivo a la Semana Santa de Carcabuey para crecer hasta la realidad que actualmente conocemos. De la mano de este incansable Hermano Mayor, se confeccionan los estatutos de la Hermandad, y se acomete el gran reto de unas nuevas andas para la Virgen de los Dolores realizadas en madera color nogal por el artesano de Priego Antonio Bonilla, y sufragado por los hermanos con préstamos personales, y mediante la realización de actividades como poner barras en fiestas y romerías de la zona, venta de lotería, venta de dulces navideños y en definitiva cualquier cosa que no fuera delito.
En 1982 se reorganiza la hermandad, se aprueban los estatutos y se incorpora la imagen de San Juan Evangelista, que pasa a ocupar el antiguo trono de la Virgen de los Dolores. La maniobra de bajada de la imagen desde su sitio en el altar mayor de la parroquia era harto complicada.
La hermandad por lo tanto incorpora un gran número de costaleros en los que se mezclan jóvenes y mayores, y una nueva forma de entender la costalería con organización, ensayos y nuevas formas de andar o saludar a imágenes como la del templete de la Virgen de las Angustias, costumbre importada por su costalero y capataz Antonio Luque Cañete de Sevilla, en la que pasó gran parte de su infancia.
La familia crece en torno a Pepe y Mari, y es en casa de uno de los costaleros más antiguos, como Matías, en la Calle Castillo, donde se cambian los costaleros con sus novedosos trajes de casaca con fajín rojo y pañuelo al cuello, que cambian en el cuerpo de costaleros de San Juan, en el que el color escogido será el verde.
En el año 1986 comienza la tradición musical en la hermandad, con la creación de un grupo de tambores, que irá evolucionando en Banda de Cornetas y Tambores, y finalmente en la Agrupación Musical, reconocida en toda Andalucía y con dos trabajos discográficos, que será requerida en numerosas actuaciones tanto dentro como fuera de Carcabuey.
En el año 2000 Acisclo, el hijo de Pepe ocupa el puesto de capataz, y se comienza a acariciar el sueño de incluir un Cristo en la hermandad, para lo que se le asignará el trono de la Virgen al Cristo y realizar uno nuevo para la Virgen. Esto se traduce en el cambio de la forma de procesionar al estilo de Sevilla, para dar más importancia a la imagen que a la figura del costalero. Cambia la manera de andar de los pasos, que a partir de ahora se hará al ritmo de la música de su Agrupación Musical.
En poco tiempo se produce una gran revolución en el seno de la hermandad, nuevos tronos, nuevo ajuar, un Cristo Cautivo, nuevos trajes de músicos, estandartes, gualdrapas, el nuevo San Juan y una nueva manera de entender la Semana Santa de Carcabuey hasta el momento.
En 2003 todos estos sueños se ven cumplidos, con la salida por primera vez de los tres titulares de la hermandad, aunque en el arco de la puerta de la iglesia surgió un problema con unos adornos del recién estrenado trono de la Virgen de los Dolores, aislando a la mitad de los costaleros dentro de la iglesia.
Tras los primeros momentos de desconcierto y desesperación, los costaleros salen por la puerta principal y ayudados por los músicos de su Agrupación Musical consiguen la “levantá” y la maniobra de fijar las patas obstruidas por dichos adornos hasta aquel momento. A partir de aquí, el grave contratiempo inicial se convierte en una inyección de moral que hace que todo saliera perfecto, y que a la postre culminaría en el llamado “Mejor Jueves Santo” para toda la hermandad.
Otra meta se verá cumplida en el año 2006, la consecución de una Casa de Hermandad, que viene a cumplir otra meta soñada por Pepe tras el diagnostico de su enfermedad. Será en el 2008 cuando Pepe dejaría huérfana de guía a la hermandad, no sin antes dejar una indeleble huella y el gran legado que conocemos. Será su esposa, Mari, la que recoja el testigo como Hermana Mayor, y posteriormente será sucedida por su hijo Acisclo, actual Hermano Mayor.
La semilla de aquel hombre sigue aún latente, con un Jueves Santo especial, que él preside desde su palco del cielo, y que culmina en el merecido homenaje que toda su hermandad le rinde cada Jueves Santo en la puerta de su casa, al son de su Agrupación Musical, con su Virgen mecida por los costaleros y la “petalá” que culmina el homenaje.
Un día grande en la Semana Santa de Carcabuey, una hermandad que ha sabido buscar un estilo propio y diferente, siendo una de las principales valedoras de la Semana Santa de Carcabuey, lugares y momentos mágicos que no te puedes perder, ya que contarlo no es igual que vivirlo, te esperamos en nuestro Jueves Santo.