jueves, septiembre 19, 2024
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Ella y la Biblioteca Pública de Carcabuey

La conocí a través de muchas de las asignaturas que cursé en la Facultad. Nació en Zaragoza, vivió en Soria, Madrid, Simancas, Murcia, Valencia. Colaboró entusiastamente en empresas culturales y en las Misiones Pedagógicas de la República, ocupándose de la organización de las bibliotecas rurales. Ocupó puestos importantes de responsabilidad en el terreno de la organización de las bibliotecas populares. Redactó el Proyecto de Plan de Bibliotecas del Estado. Aproximadamente en 1950, empezó a elaborar el Diccionario de uso del español que publicará la Editorial Gredos entre los años 1966 y 1967 en 2 volúmenes. Una obra titánica que ha conocido, en esa primera edición, veinte reimpresiones, que ha sido editada en CD-ROM en el año 1995 y que ha sido reeditada en una segunda edición, revisada y aumentada en 1998.

Ella es María Moliner que representa, sin duda, todo un estilo de «ser mujer en el siglo XX»: pertenece al grupo de las pioneras universitarias que ejercen, además, una profesión. Claramente inteligente, y, al mismo tiempo, vigorosamente responsable y generosa para con los demás. Sencilla, espontánea en sus reacciones y elegante, al no ser elegida académica en 1972, recibió su jubilación tan discretamente como había vivido, gozando con los pequeños detalles cotidianos.

Con el tiempo se valora aún más su trayectoria y legado. Muestra de ello, el Ministerio de Cultura y Deporte, convoca una subvención (y van 23 ediciones) con su nombre con la que se premia a aquellas bibliotecas de municipios (de menos de 50.000 habitantes) que lleven a cabo un proyecto que incluya las acciones de animación a la lectura, la eficiencia y labor bibliotecaria, la integración social en su comunidad, así como el uso de las nuevas tecnologías.

Desde que empecé a trabajar en la biblioteca de Carcabuey y recibía las bases de ese programa pensaba: “Aquí nos ajustamos muy bien a lo que piden”. Pero no fue hasta el 2020 que, con el apoyo y ayuda de la Concejala de Cultura, Lucía Sánchez Julián, y del becario de ese momento (Manuel Ortiz de Galisteo Luque), me puse manos a la obra. El resultado de ese primer paso es que llevo tres años elaborando y presentando proyecto para el Programa María Moliner, y que los tres años ha salido premiado.

La cuantía es importante, pero lo mejor sin duda es el reconocimiento al esfuerzo y la buena labor bibliotecaria, ¡eso sí que no tiene precio!

Allí donde estés, María Moliner, siéntete tremendamente orgullosa porque aparte de todo lo resumido anteriormente, haces que muchas personas quieran avanzar y ofrecer un servicio de 10 en su biblioteca. Una de ellas, yo. ¡GRACIAS!

Rosa M. Ordoñez – Biblioteca Pública de Carcabuey

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